domingo, 5 de septiembre de 2010

TRABAJO AUTONOMO SEMANA 4

opinion tomada de :http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/otroscolumnistas/un-desafio-que-nos-convoca_7892634-1


Un desafío que nos convoca

Antes que un problema sin solución, la situación de violencia y conflicto en los barrios y comunas de Medellín debe tomarse como una oportunidad para la adopción de novedosas propuestas y de acciones tendientes a mitigar su impacto.

Una de sus consecuencias es que está creciendo el rechazo y el cansancio entre la ciudadanía, que la empuja a participar de manera más enérgica en la búsqueda de soluciones. Poco a poco se propician escenarios de convivencia y reconciliación, aunque, como lo señalan algunas autoridades, de pronto se presentan expresiones de apoyo a los grupos delincuenciales por parte de algunos sectores de la comunidad.

La Alcaldía de Medellín tiene buenas posibilidades de disminuir los indicadores de violencia y de frenar esta fratricida guerra, si obra con inteligencia y les apuesta a factores que permitan disuadir a los violentos y avizorar las mejores respuestas a la actual problemática. El concurso de todos los estamentos sociales resulta crucial en esta hora.
También es válido intentar que los procesos sociales exitosos desarrollados en la Comuna 13 sean trasplantados a los demás sectores afectados. Además, la acción inmediata sobre los fenómenos delictivos que van surgiendo, así como la coordinación institucional, harán revertir el problema a favor de las autoridades.

A su vez, el Gobierno Nacional debe afanarse en el diseño de nuevas estrategias para abordar el conflicto urbano. Aunque ha formulado algunos planteamientos, se requieren más audacia y capacidad para acompañar a los municipios, y en este caso a Medellín. La Policía Nacional y el Ejército, de manera conjunta, están implementando algunas estrategias, pero su integralidad amerita que se activen otros procesos y políticas de manera armónica y con cobertura metropolitana: aquí hay que concretar la participación de todos los entes territoriales.

Porque es urgente que todas las fuerzas vivas de la ciudad y las localidades vecinas concentren esfuerzos en esta tarea. Que ante el atrevido llamado a las asonadas o a intensificar el conflicto, se produzca una respuesta unánime de todos los habitantes del Valle de Aburrá y que por encima de cualquier interés político e ideológico podamos concertar propuestas y consolidar el gran pacto por la ciudad y la convivencia que estamos necesitando.

A propósito: a finales de los años ochenta, desde el Gobierno Nacional se diseñó y ejecutó el Programa "Alternativas de futuro para Medellín", a través de la Consejería Presidencial para la capital paisa. Un primer acierto de esta gestión consistió en que, por primera vez en la historia de la ciudad, se convocaba a trabajar con una visión más de conjunto, mediante un esfuerzo mancomunado de organizaciones y líderes de muy disímiles procedencias (empresarios, sindicalistas, comunales, mujeres, jóvenes, ONG e iglesias).

El programa logró reunir a voceros de todos los sectores en una misma mesa de diálogo y propuestas, bajo la coordinación del Estado, creándose importantes expectativas en las comunidades frente a las alternativas discutidas para abordar los conflictos de la ciudad. Pero, lamentablemente, en la segunda mitad de la década del noventa empezó a languidecer hasta su desaparición.

De todas formas, debemos implementar todo tipo de acciones que hagan posible la mitigación de los efectos del conflicto sobre la población y ello es posible si el foco de atención lo colocamos en el drama humanitario que deja cada acción de los violentos.

Con esta evocación queremos reiterar que la convicción y el trabajo de equipo son dos elementos que tienen que convertirse en materia prima para la sociedad medellinense, a la hora de las luchas para aclimatar un sentido de vida en paz y en convivencia, con justicia social y con horizontes posibles de reconciliación.

Antes que un problema sin solución, la situación de violencia y conflicto en los barrios y comunas de Medellín debe tomarse como una oportunidad para la adopción de novedosas propuestas y de acciones tendientes a mitigar su impacto.

Una de sus consecuencias es que está creciendo el rechazo y el cansancio entre la ciudadanía, que la empuja a participar de manera más enérgica en la búsqueda de soluciones. Poco a poco se propician escenarios de convivencia y reconciliación, aunque, como lo señalan algunas autoridades, de pronto se presentan expresiones de apoyo a los grupos delincuenciales por parte de algunos sectores de la comunidad.

La Alcaldía de Medellín tiene buenas posibilidades de disminuir los indicadores de violencia y de frenar esta fratricida guerra, si obra con inteligencia y les apuesta a factores que permitan disuadir a los violentos y avizorar las mejores respuestas a la actual problemática. El concurso de todos los estamentos sociales resulta crucial en esta hora.

También es válido intentar que los procesos sociales exitosos desarrollados en la Comuna 13 sean trasplantados a los demás sectores afectados. Además, la acción inmediata sobre los fenómenos delictivos que van surgiendo, así como la coordinación institucional, harán revertir el problema a favor de las autoridades.

A su vez, el Gobierno Nacional debe afanarse en el diseño de nuevas estrategias para abordar el conflicto urbano. Aunque ha formulado algunos planteamientos, se requieren más audacia y capacidad para acompañar a los municipios, y en este caso a Medellín. La Policía Nacional y el Ejército, de manera conjunta, están implementando algunas estrategias, pero su integralidad amerita que se activen otros procesos y políticas de manera armónica y con cobertura metropolitana: aquí hay que concretar la participación de todos los entes territoriales.
Porque es urgente que todas las fuerzas vivas de la ciudad y las localidades vecinas concentren esfuerzos en esta tarea. Que ante el atrevido llamado a las asonadas o a intensificar el conflicto, se produzca una respuesta unánime de todos los habitantes del Valle de Aburrá y que por encima de cualquier interés político e ideológico podamos concertar propuestas y consolidar el gran pacto por la ciudad y la convivencia que estamos necesitando.
A propósito: a finales de los años ochenta, desde el Gobierno Nacional se diseñó y ejecutó el Programa "Alternativas de futuro para Medellín", a través de la Consejería Presidencial para la capital paisa. Un primer acierto de esta gestión consistió en que, por primera vez en la historia de la ciudad, se convocaba a trabajar con una visión más de conjunto, mediante un esfuerzo mancomunado de organizaciones y líderes de muy disímiles procedencias (empresarios, sindicalistas, comunales, mujeres, jóvenes, ONG e iglesias).

El programa logró reunir a voceros de todos los sectores en una misma mesa de diálogo y propuestas, bajo la coordinación del Estado, creándose importantes expectativas en las comunidades frente a las alternativas discutidas para abordar los conflictos de la ciudad. Pero, lamentablemente, en la segunda mitad de la década del noventa empezó a languidecer hasta su desaparición.

De todas formas, debemos implementar todo tipo de acciones que hagan posible la mitigación de los efectos del conflicto sobre la población y ello es posible si el foco de atención lo colocamos en el drama humanitario que deja cada acción de los violentos.
Con esta evocación queremos reiterar que la convicción y el trabajo de equipo son dos elementos que tienen que convertirse en materia prima para la sociedad medellinense, a la hora de las luchas para aclimatar un sentido de vida en paz y en convivencia, con justicia social y con horizontes posibles de reconciliación.
Por:
Jaime A. Fajardo Landaeta


Reseña:

la violencia ya es casi tomada por nuestras manos

los procesos lentos del gobierno no dan solucion al conflicto de medellin,las personas que ya no soportan la violencia ,empienzan ha buscar soluciones por si mismos, ya que hasta el momento el gobierno aun esta considerando diferente ociones para abordar el problema ya que como dicen "como no les esta pasando ha ellos" no se afnan por proporcionar una solucion.
Los conflictos en medellin usualmente son solucionado por las perosonas ya que tienen la seguridad que la alcaldia o el gobierno en si va ha pasar por un proseso largo y por preseleccion de gobierno termina siendo el ultimo asunto por tratar.
La violencia tampoco termina siendo solucion ya que termina en mas violencia, si las personas toman la violencia como solucion terminaran tambien siendo agredidas fisicamente en amabas partes.

Opinion:lo mejor seri considerar el circulo visioso que trae la violencia consigo talvez no nos hieran ha nosotros pero heriran a gente inocente que talvez no tenga que ver con la problematica.



preguntas:

* piensa que si usted no viera una solucion rapida recurriria a la violencia como primera solucion?
*piensa que la forma del proseso democratico es la adecuada para la problematica?
*cual cree que seria la mejor forma de abordar el problema?


Harold D. Leal Prieto grupo:4

No hay comentarios:

Publicar un comentario